viernes, 7 de septiembre de 2007

SCIENCE-FICTION. Dando de comer a nuestros lóbulos cerebrales.

¿Navecitas espaciales? ¿Mundo del futuro con navecitas espaciales y explosiones? ¿Mundo del futuro con navecitas espaciales, explosiones y extraterrestres raros? No, no, no. La esencia de la ciencia ficción no es esa. Si es cierto que algunas veces la vemos rodeada de algunas de esas cosas, pero no es su esencia ni su alma. Su esencia no es otra cosa que nosotros mismos.

Porque el mayor misterio al que nos enfrentamos es ese, poder ver más allá de lo que vemos en el espejo cada mañana. La mente y la condición humanas siguen siendo el secreto mejor guardado de la naturaleza. Podemos llegar a un sitio, dentro de algunos años, incluso a un planeta, manipularlo a nuestro antojo, saciarnos con sus recursos, construir enormes ciudades, pero no sabemos ni siquiera qué es lo que realmente nos impulsa a hacerlo y dondé nos llevará. De todas estas cosas trata la auténtica ciencia ficción. Es crear una situación y un entorno que sea capaz de hacernos pensar y filosofar un poco. Puede que penseis ¿para qué?, ¿qué necesidad hay? Lo único que puedo deciros es que no lo se, y que por eso precisamente necesito hacerlo. ¿Acaso vosotros no?

Y ahora, tras el rollo sesudo intelectualoide barato que os he soltado, quiero reseñaros un par de librillos que consiguen estas cosillas, además de entretener, por supuesto:




Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley. 1932.



La humanidad vive en una sociedad perfecta, donde cada uno tiene asignado su cometido y lugar en la sociedad nada más nacer. El control de la natalidad es absoluto, ya no existen nacimientos naturales, solo "niños probeta"; salvo en una "reserva de salvajes" donde un puñado de humanos se resiste a abandonar su antiguo modo de vida.




1984, de George Orwell. 1949.



Ambientado en un virtual Londres de 1984. El mundo está dividido en tres únicos continentes, Eurasia, Asia Oriental y Oceanía, en cada uno de los cuales impera un sistema político. Londres pertence a Oceanía, donde el líder del sistema es El Gran Hermano, quien todo lo controla, todo lo vigilila todo lo ve y todo lo oye (quizás ya lo sabeis pero de aquí sale la idea del gran hermano de la tele). Pero Winston Smith (el prota) desea ser libre, pensar por si mismo. Comienza a escribir un diario donde poder dar rienda suelta a sus pensamientos e intenta buscar a otros como él.


Son dos clásicos, así que lo mismo ya los habeis leido y todo. En ese caso, comentemos acerca de ellos. Y si no, os a animo a leerlos cuanto antes. Saludos tecnócratas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi carro de correos es metaaaaaaaaaaaaaaaaaaal xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

para cuando un post estupido o frikazoooooooooooo

dejate de intelectualismos

no disimulessssss
todos sabemos

q

eres
un

hijodeputaaaaaaa xDDDDDDDDDD

(hayquedecirlomas)

Anónimo dijo...

me han querido atropellaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar

:(:(:(:(:(:(

mientras os emborrachabais, hijos de perraaaaaa! Porque taba sin batería que si no...llamo aaaa...yyyyyy......tomaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Gilipipas!

Anónimo dijo...

PON EL MONOCULOOOOOOOO EN EL BLOGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG Y TU LEVITAAAAAAAAAAAAAAAA PER DEUUUU